Los movimientos oculares pueden ser de fijación, seguimiento y sacádicos, estos tres tipos de movimientos interactúan continuamente en la lectura, la fijación ve la letra, los sacádicos saltan de letra en letra para rastrear las palabras y los de seguimientos nos permiten seguir el renglón. Cuando saltamos de reglón hacemos un sacádico largo.
Nos encontramos con pacientes que se saltan líneas, tienen dificultad para copiar de la pizarra, capacidad de atención reducida, se pierden al leer, usan el dedo en edades que no corresponden, mala comprensión y rechazan la lectura.
Cuando pensamos en este tipo de alteraciones solemos pensar en niños en edad escolar, pero también podemos encontrarlo en personas con daño neurológico, como puede ser un ictus, o cuando alguien sufre un latigazo cervical, una lesión o degradación del sistema una limitación de los movimientos oculares.
Mucha sintomatología como vértigo, sensibilidad al movimiento, mareos, dificultad para seguir imágenes en movimiento, son debidas a una mala coordinación e integración de los movimientos oculares.
Para una lectura eficaz es imprescindible unos buenos movimientos oculares, igual que para para la mayoría de actividades deportivas como el tenis, pádel, tiro, fútbol, baloncesto, balonmano…
Es rehabilitar el sistema mediante terapia visual, devolviéndole al sistema las habilidades para que las limitaciones en lectura y otras actividades, la sintomatología que pudiera tener desaparezca.
También, dada la importancia en ciertos deportes la eficacia visual se puede perfeccionar sin necesidad de que se tenga una sintomatología específica, que es lo que se lleva a cabo en terapias optométricas de mejora deportiva de alto rendimiento.